Uno de los horizontes de Marrakech está dominado precisamente por este fascinante minarete. La Koutoubia, también conocido como el minarete de los Libreros, ya que a su alrededor comenzaron a colocarse los vendedores de manuscritos, está situada en la plaza del mismo nombre, a mitad de camino entre la medina y el moderno barrio de Gueliz. Tiene en total 77 metros de altura y data del siglo XII.
Cuentan las historias que este minarete sirvió de inspiración para la construcción de la Giralda de Sevilla. A decir verdad, se parecen un poco. La Koutobia la levantó Yacoub el Mansour y desde entonces es la mezquita más grande de Marruecos. Resulta impresionante ver cómo el imán de la mezquita llama a los fieles desde la cima del minarete para la oración.
Alrededor de ella hay mucha actividad tanto de día como de noche. De día son muchas las personas que vienen aquí para orar, turistas que se hacen fotos, ya que entrar si no eres musulmán es imposible, y vendedores ambulantes. De noche hay mucha gente que se acerca a pasear por sus jardines o a sentarse en los bancos para contemplar el minarete iluminado.
Si tenéis la suerte de entrar en ella descubriréis lo impresionante que resulta el contraste del bullicio y el ruido exterior con la calma y el silencio que se respira dentro. Hay que descalzarse y cubrirse la cabeza antes de entrar. Una pequeña rampa lleva hasta el balcón donde el muecín llama a la oración
Si observáis bien este minarete veréis cómo cada cara está decorada de manera diferente. Hay azulejos, pinturas, arcadas. En lo alto el minarete se remata con cuatro bolas doradas superpuestas y de tamaño decreciente, la más grande tiene dos metros de diámetro.
Hoy en día son de bronce, pero antiguamente eran de oro, y según cuenta la tradición fueron colocadas por la mujer del califa almohade Yusuf II en penitencia por haberse saltado unas normas del Ramadán. Antiguamente debió ser el minarete mucho más hermoso ya que estaba recubierto de cerámica y estuco.
Alrededor del minarete hay unos grandes jardines y rosales, además de las ruinas de una gran mezquita, que se derrumbó en el siglo XVIII.
Foto Vía Trysk
